sábado, 11 de octubre de 2014

MARIANO Y LAS ESTRELLAS

Había una vez un niño que se llamaba Mariano, vivía en el claro de un bosque, porque su padre era leñador.

Todas las noches cuando sus padres se habían acostado, saltaba presuroso de la cama, bajaba por la ventana y se sentaba en una piedra en lo alto de un montículo que se encontraba cerca de su casa, le entusiasmaba observar el espacio con todos sus planetas y estrellas mientras soñaba que viajaba a través de él.

Una noche mientras contemplaba el espacio en todo su esplendor, dijo: Que envidia me dais estrellas, como me gustaría convertirme en una de vosotras y surcar el espacio.

De pronto observó como una estrella se acercaba hacía él a una gran velocidad, cuando llegó a su altura le lanzó un haz de luz y le dijo: Hola Mariano, llevo observándote mucho tiempo como nos miras todas las noches y como eres un niño muy bueno voy a darte un paseo por todo el espacio.

Como puedes llevarme al espacio si eres una estrella y no puedes cogerme.

No te preocupes, súbete al haz de luz y verás que bien lo pasas.

Bueno, pero tengo que volver pronto, porque mis padres se pueden despertar y se llevarán un gran disgusto.

No te preocupes, las estrellas no tenemos tiempo y el viaje será como si apenas hubiéramos salido de aquí.

Dicho y hecho, Mariano se agarró al haz de luz y la estrella emprendió el vuelo.

¡0h que maravilla!, Mariano no podía creer lo que veían sus ojos, la Osa Menor con la estrella Polar, la Osa Mayor, Piscis con la brillante Venus, siguieron viajando a través de millones y millones de estrellas que les rodeaban, de repente ve aparecer a Orión, Tauro, Centauro, aquello era más de lo que podía esperar estaba loco de felicidad, pero le parecía que ya llevaban mucho tiempo viajando y le dice a la estrella.

Oye estrellita creo que tendría que volver ya a casa pues me parece que llevamos demasiado tiempo viajando.

Ja, ja, ja, eres un ingenuo Mariano, dijo la estrella, siempre he tenido la ilusión de tener un niño a mi merced para poder viajar por todo el espacio sin parar y que cuando mi luz se apagara, le pidiera a la Luna, que es la señora de la noche, me concediera más luz para seguir viajando, pues al tener un niño caería conmigo al espacio y vagaríamos a oscuras sin parar y la Luna no lo consentiría, ¡has visto que listo soy!.ja, ja, ja, reía sin parar.

La Luna que estaba pendiente del viaje de la estrella, se dio cuenta de lo que quería hacer y dijo a la estrella:

Estrella eres muy mala, ahora mismo voy a apagar tu luz y tu Mariano, agárrate a este piquito que yo te volveré a la tierra con tus padres y no hagas caso de ofrecimientos de desconocidos, aunque te parezcan que son buenos, que te pueden engañar, como ha ocurrido ahora.

La Luna apago la luz a la estrella y a toda velocidad dejó a Mariano a los pies de la ventana por la que se deslizaba todos los días y aprendió la lección, por las noches en lugar de salir de su casa para ver las estrellas, lo hacía desde la ventana de su habitación.

ESPERANZA ESTEBAN MOYANO Octubre 2014

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