miércoles, 13 de febrero de 2013

La Tortuga y la Liebre(Versión Ángeles Cañas)


La tortuga y la Liebre

        Érase una vez una tortuga que vivía feliz en su lago, cerca de una gran llanura. Le gustaba recorrer aquellos alrededores y ver cómo había competiciones deportivas. La tortuga, que era vanidosa,  quedaba muy bien en los concursos de baile, pero no en los de velocidad, pues siempre llegaba detrás de la liebre.

        ¿Qué debería hacer para que, aunque fuera por una sola vez ganara a la ligera liebre?

        Fue a visitar a los  más sesudos sabios  del lugar para que averiguaran cual era la razón. Estos hicieron un estudio comparativo: la tortuga tenía  patas cortas, caparazón pesado, cabeza pequeña. Asimismo estudiaron a la liebre: no hay duda, dijeron,  la liebre tiene las patas más largas y su cuerpo es más ligero.

        La tortuga quedó impresionada con aquella explicación, y se fue a casa satisfecha. Pero,.. pensándolo bien,  no le habían dicho nada nuevo, pues, aunque nunca había reparado en ello, conocía muy bien a la liebre.
 
        La tortuga estaba decidida a retar a aquella liebre presuntuosa, pero antes, decidió ir a ver y pedir consejo a su sabia amiga la lechuza.  Aconséjame, por favor, amiga mía, ¿Que puedo hacer para ganar una carrera que deseo plantear a la liebre?   Y la lechuza le habló: Tanto  las tortugas como las liebres han evolucionado para adaptarse a entornos muy diferentes. Las liebres, están más aclimatadas a los espacios abiertos en los que la velocidad les proporciona una ventaja para la supervivencia. Las tortugas viven muchos más años,  porque sus caparazones las protegen de los depredadores. Ésta es la razón por la que las liebres son veloces y ligeras, y no es sensato competir con ellas. Una criatura feliz es aquélla cuyas características se adaptan al entorno en el que vive. Dios creó a sus criaturas para que cada una cumpliera una misión.

        La tortuga pensó que este consejo era bueno y se volvió a su laguna, decisión que, como pronto pudo constatar, fue muy sensata: unas semanas más tarde una manada de lobos invadió la llanura y devoró a las liebres. La tortuga siguió viviendo en su entorno, lenta, pero felizmente, por muchos años más.

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