viernes, 10 de febrero de 2017


 

LAS GAFAS DE JAIME

 

Había una vez un niño que vivía con sus padres en una gran ciudad.Se llamaba Jaime.Tenía 10 años.Era muy tímido porque era gordito y llevaba unas gafas con unos cristales gruesos.Los niños del colegio se burlaban de él llamándole “4 ojos y no ve” y “bolita de sebo”.Sufría mucho y lloraba a solas preguntándose ¿Por qué me tratan así, si yo sólo quiero jugar con ellos y ser su amigo?.

No quería ir a la escuela, ni salir a la calle a juga.los padres le veían sufrir y no sabían qué hacer para consolarle.Un día la madre después de mucho pensar, le dijo al padre:“Tomás, tenemos que hacer algo para lograr que nuestro hijo sea feliz y pueda tener amigos e ir contento a la escuela; ya tiene 10 años y así no podemos seguir. Creo que tendríamos que mandar una temporada a Jaime a casa de tu madre, al pueblo.Allí hay menos niños y puede ser más feliz, pues se meterán menos con él”¿Que te parece?”

Manuela, me da mucha pena tener que separarnos de Jaime por una temporada, pero si tú crees que será positivo para él, me sacrificaré.

La madre a la mañana siguiente, cuando estaba desayunando Jaime que se quejaba que no podía ir al colegio porque le dolían mucho las muelas, le dijo “Hijo, no podemos seguir así.Tienes que ser más fuerte y no hacer caso de lo que te dicen los compañeros del colegio.Hemos pensado que te vas a ir una temporada a casa de la abuela Sofía.Allí podrás ir al colegio más tranquilo porque hay menos niños. Pero tu tendrás que ser más valiente y sociable y no hacer caso de lo que te digan. Ya verás como con el tiempo serán tus mejores amigos. 

Mamá, no quiero ir, quiero seguir con vosotros.La abuela es muy buena,pero os quiero mucho y me da mucha pena.

Mira hijo, en la vida hay que ser fuerte y enfrentarse a los acontecimientos.Verás cómo luego estarás muy contento.

El domingo siguiente prepararon la maleta de Jaime y se dirigieron a casa de la abuela Sofía.Cuando los vio la abuela no cabía en sí de gozo. “Que alegría, que se quede Jaime conmigo una temporada, ¡verás que bien lo vamos a pasar!”.

Jaime se abrazó a sus padres llorando y se despidió. 

A la mañana siguiente la abuela le llevó a la escuela a presentarlo a la profesora.

Este es mi nieto Jaime.Ha venido a pasar una temporada conmigo. Espero que le tratéis bien y seáis sus amigos.

Los 8 niños que había en la clase se empezaron a reír señalándole. ¿Habéis visto, si parece una albóndiga y es un 4 ojos, ja, ja, ja! Dijo Pascual que era el niño más revoltoso de la clase.

Todos los demás rieron bajito, sin atreverse a levantar la voz. 

La profesora se enfadó y dijo: Pascual, tienes que portarte mejor.El no tiene la culpa de ser un poco rellenito y tener que usar gafas porque no ve bien.Por lo demás es un niño tan normal como todos vosotros y tenéis que ser amigos de él.

Jaime se prometió a sí mismo, que en esta ocasión no le harían daño las cosas que le dijeran y por encima de todo haría lo posible por ser su amigo.

Transcurrían los días de Jaime en el pueblo tranquilos.Pero Pascual aprovechaba cualquier momento para reírse de él, sin que le viera la profesora.Jaime sonreía y aguantaba.

Un día le dijo Pascual: “Oye Jaime, en el pueblo de al lado han puesto una feria y hay muchas cosas bonitas y divertidas.¿Porque no faltamos mañana a la escuela y nos vamos los dos solos a divertirnos allí?. Pero no se lo podemos decir a nadie, será un secreto entre nosotros”.

No puedo Pascual, tengo que decírselo a mi abuela, porque se puede enfadar si se entera que voy y no se lo digo.

No, Jaime.No puede saberlo nadie... Ven si quieres... Yo voy a ir...Tú verás.

Jaime empezó a pensarlo y pensarlo. No sabía qué hacer.Por un lado le apetecía ir para que viera Pascual que era valiente, pero por otro, no podía hacer eso a su abuela, con lo buena que era y confiaba en él...Al final decidió que iría.

A la mañana siguiente se dirigieron los dos al pueblo próximo. Cuando llegaron Jaime se quedó encantado.¡Qué cantidad de puestos y carricoches, noria..., Había de todo.

A que estas contento de venir.Le dijo Pascual. Si, es muy bonito todo, dijo Jaime.

Bueno, pues me tienes que demostrar que eres un chico valiente y no un tontaina ... ¿ves aquella noria tan alta?Vamos a subir los dos. Verás que bien lo pasamos.

Dicho y hecho. Como llevaban unas pocas monedas de la hucha, se subieron a la altísima noria. Empezó a ascender poco a poco. Jaime estaba nervioso y Pascual le preguntaba “¿Jaime, te gusta lo que ves? Si, muy bonito, contestaba Jaime. Así una y otra vez, preguntaba Pascual. Y Jaime contestaba siempre lo mismo.Cuando llegaron a lo más alto de la noria, dijo Pascual a Jaime: Jaime, ¿porque no me dejas tus gafas para ver qué tal veo yo con ellas? No, dijo Jaime.No verás nada,  están graduadas para mí, que no veo bien, pero tú ves muy bien. No importa.Dámelas. Jaime no supo negarse y se las dio. Cuando las tuvo en sus manos las dejo caer desde lo alto de la noria. ¡Oh, qué pena... Se me han escurrido! No es verdad, dijo Jaime.Las has tirado, eres malo y cruel,

Cuando la noria llegó abajo, Jaime bajo corriendo a buscar las gafas.cuando las encontró vio que estaban rotas.No podía creerlo...¿qué iba a hace?, Su abuela se enfadaría mucho, se lo diría a sus padres que se había portado mal y había mentido.Además no veía nada...¿Qué iba a hacer?

Se puso a llorar. Pascual echó a correr  y desapareció. Estaba inconsolable. ¡Cómo iba a volver al pueblo, si no veía nada!.

Al poco escuchó una vocecita que le decía: ¿Qué te pasa,Jaime?¿Porque lloras tanto?

Jaime se secó las lágrimas y no veía nada ¿Quién me habla? 

Soy yo, aquí encima de tu rodilla...Mírame:soy Cominín, el enanito de los niños buenos...Cuéntame qué problema tienes ,y trataré de ayudarte.

Pascual, un compañero del colegio que es muy malo, que me llama albóndiga porque estoy gordito y 4 ojos porque no veo bien y llevo gafas, me ha traído engañado a la feria.Ha tirado mis gafas desde lo alto de la noria y se han roto.Y además he engañado a mi abuela y no le he dicho que venía.Se piensa que estoy en la escuela, ¿Cómo voy a volver a casa si no veo?

No te preocupes, Jaime, Yo soy un mago, te arreglaré las gafas.Como van a ser mágicas, los cristales serán más finitos y apenas se notarán.Y para que no te llame más albóndiga  tienes que procurar no comer muchas chucherías y hacer deporte, Verás que bien vas a estar.

El enanito cogió las gafas rotas, hizo unos movimientos y pronunció unas palabras mágicas ...Y aparecieron unas preciosas gafas...Los cristales apenas se veían.

Jaime no podía creerlo.Se las puso todo nervioso ¡Pero si veo estupendamente, mejor que antes! Me gustaría verme.

No te preocupes. Mírate en este charco.

Pero si estoy guapo, Ahora se me ven bien los ojos y no los tengo nada feos. Pero qué dirán mis padres y mi abuela, cuando me vean con gafas nuevas.

No te preocupes, Jaime...Como son gafas mágicas, ellos no notarán el cambio.Sólo lo verán los demás que no son de tu familia.

Muchas gracias, Cominín. Siempre te recordaré y te haré caso en lo que me has dicho de las chuches y el deporte.No te preocupes.

Corre que te corre, se volvió al pueblo. Todavía era la hora de la escuela. Entró y se sentó en su pupitre, Pascual ya estaba en la escuela.Al verle se sorprendió y en el recreo se acercó a Jaime.Le pidió perdón por lo que le había hecho y prometió no volver a reírse de nadie.Y se convirtieron en los mejores amigos. Jaime ya no temía nada, gracias a Cominín.

Al acabar el curso Jaime volvió a casa de sus padres.Cuando le vieron se sorprendieron, ¡Pero Jaime, ¿qué has hecho?¡Qué guapo que estás!

Ya no como tantas chucherías y hago deporte.

Que alegría, hijo...Sigue así. 

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

 
 
MARIA ESPERANZA ESTEBAN MOYANO  Enero 2017

 

LA BOTELLA VERDE
 

Había una vez un anciano.Se llamaba Jacobo.Tenía una fábrica de cristal.Lo que más le gustaba fabricar eran botellas, pues pensaba que eran lo que más se necesitaba para la vida diari;los jarrones y otros objetos adornaban los hogares, pero sin botellas no se podía vivir.

Vivía en un pequeño pueblo al lado del mar.Él fabricaba las botellas y luego en una barca las transportaba a los demás pueblos, pues la carretera estaba siempre en mal estado.

Un día se dirigía a un pueblo muy alejado del suyo.Cargó la barca con las botellas que tenía que entregar y se hizo a la mar.Hacía un día delicioso. la barca se deslizaba sobre las aguas tranquilamente, alrededor los delfines saltaban y daban grititos contentos y felices.

 
De pronto observó a lo lejos unos negros nubarrones amenazadores. ¡Oh Dios mío!, espero que me dé tiempo a llegar a tierra...La barca es muy débil y no resistiría la fuerza del mar.

Comenzó a remar con más fuerza, pues la vela no era suficiente, pero no avanzaba demasiado.Los nubarrones se acercaban muy deprisa y el mar empezaba a encresparse peligrosamente Las fuerzas le fallaban y la vela se rasgó. ¡Qué voy a hacer, no puedo aguantar más!

De pronto le pareció ver a los lejos entre los relámpagos una pequeña isla. Voy a intentar acercarme a la isla.Parece que las olas rompen en la orilla; espero que el mar me vaya empujando hacia allí.

Fueron unos momentos muy duros. Jacobo no podía ver.La lluvia le azotaba la cara.Se hizo totalmente de noche...Solamente veía cuando iluminaban los relámpagos.

De repente le pareció notar que el casco de la barca chocaba con algo. Me parece que hemos tocado tierra.Bajó como pudo de la barca, ya que el viento no le dejaba moverse.

Sí, estamos en una playa, debe ser la isla que he visto antes, tengo que bajar mis botellas, el mar azota y las podría romper.Se puso inmediatamente a llevar a la playa la caja que contenía las botellas. 

Estaba tan cansado que se quedó dormido.Al cabo de un tiempo notó cómo el sol le calentaba...Y se despertó.

A su alrededor todo era tranquilidad; el mar vvía a ser un espejo y el cielo estaba totalmente azul y radiante.

¿Qué voy a hacer? No tengo nada que comer.Hay que salir de aquí.No me buscará nadie, porque no he dicho hacia donde me dirigía.

Pensando, pensando, se puso a mirar las botellas.Y si hago unos mensajes de socorro, los meto en las botellas y las lanzo al mar, alguien los encontrará y me ayudará.

Sacó de un bolsillo de su chaquetón un cuaderno y un lápiz y empezó a escribir con entusiasmo mensaje tras mensaje.

Bueno, están listos los mensajes.Ahora ,a meterlos en las botellas.Se dirigió a la caja de las botellas y empezó a alinearlas en la arena.Había botellas de diversas formas y colores; quedaban preciosas con los rayos del sol dándolas directamente...Cogió la primera botella:era amarilla y redondita, muy bonita. Cuando le quitó el tapón para introducir el mensaje, escucha una voz: ¡Pero qué vas a hacer, piensas meterme ese mensaje y lanzarme al mar! ¡Ni se te ocurra, podría ahogarme...Y soy tan bonita!

¿Qué es esto? ¡Una botella que habla, es increíble!.Mira, no te pasará nada, flotarás y flotarás hasta llegar a una playa.Y ¡que alguien te recoja, lea el mensaje y venga en mi ayuda!

Ni se te ocurra...Me podría comer algún pez.No, no, no y no.Ya pasará algún barco cerca y nos salvará a todos.

Bueno, si tú no quieres ir al agua, te quedarás conmigo; pero a tus hermanas seguro que no las importa.

¿Qué dices? ¿Estas bobo?...¿Ir nosotras al agua y exponernos a mil peligros? ¡Ni lo pienses.Nosotras aquí contigo, calentándonos al sol.Ya vendrá alguien.No hay prisa!

¡Sois unas cobardes y desagradecidas!, Jacobo se ha esforzado en crearnos bonitas, para que ayudemos a las personas y seamos felices ,y ahora que nos necesita le queréis abandonar a su suerte ¡Qué vergüenza!  Puedes contar conmigo. Metedme el mensaje y lanzadme al mar. Dijo una estilizada botella verde.

Gracias.¡Que bien te puse el color “verde esperanza!. la metió el mensaje, cerro bien el tapón, le dio un fuerte beso y la lanzó al mar, ¡Suerte,querida botella!

Las demás botellas dijeron:¡Es una tonta!¡Nosotras aquí tan bien, tomando el sol...!

La botella verde empezó a flotar por el mar.Se cruzaba con multitud de peces de colores, calamares.Un tiburón la quiso comer, pero ella huyó rápidamente. De repente oye una voz que dice: ¡Una botella, que color tan bonita, me la quedaré...!

¿Quién habla?, dijo la botella al oír una voz cristalina a su lado, ¡Pero si es una sirena!, dijo sorprendida.

¿Dónde vas por este océano? Es muy grande y tú eres muy pequeñita. Preguntó la sirena,

.-Tengo que llevar un importante mensaje a una playa, para que salven a Jacobo y a mis hermanas...Han naufragado y están en una isla lejana.

Siendo así, no te preocupes.Yo misma te llevaré hasta la playa para que no te ocurra nada malo.Dicho y hecho:la sirena la tomó en sus manos y empezó a nadar a gran velocidad.Cuando llegaron a una playa la depositó con cuidado en la arena para que alguien la encontrara. Adiós, botellita. Que tengas suerte y te encuentren pronto. Adiós, sirena.Muchas gracias.

Por un extremo de la playa aparecieron un grupo de chicos y chicas, corriendo. Al llegar a la altura de la botella, dice una de las chicas: ¡Mirad, una botella!. Parece que tiene un mensaje en su interior...Miremos.

Abren la botella y leen el mensaje. ¡Tendremos que llevar el mensaje a la policía, para que rescaten al naufrago! Así lo hicieron. La policía mandó un barco a buscar a Jacobo...Lo rescataron junto a las botellas, aunque habían sido malas y cobardes. Jacobo dijo que él las había creado, y las quería.

 
MARIA ESPERANZA ESTEBAN MOYANO, Enero 2017