viernes, 22 de noviembre de 2013

PABLITO EL PASTORCITO (Esperanza)


PABLITO EL PASTORCITO
Hace muchos muchos años, en un pequeño pueblo, vivía un niño que se llamaba Pablito, su padre era pastor de ovejas y él vivía con su padre en una cabaña en las montañas dónde cuidaban de las ovejas, cada 3 ó 4 días iba al pueblo dónde vivía su madre para llevar la comida a la cabaña.
Pablito era un niño muy feliz, pues sólo conocía esa vida, pero un día cuando volvía de casa de su madre de recoger la comida, iba por el camino muy contento cuando de pronto vio en medio un objeto que no conocía, lo abrió y ¡Oh! Sorpresa, tenía muchos dibujos y unos signos que él no conocía.
Cuando llego a la cabaña, le preguntó a su padre de que se trataba.
El padre le contesto que era un libro, porque él los había visto alguna vez en el pueblo, pero que no sabía lo que ponía porque no sabía leer.
Pablito se puso muy triste se pasaba las horas mirando los dibujos que contenía el libro, pero deseando leerlo.
Un día su padre le preguntó ¿Qué te pasa Pablito, tú eras un niño muy feliz, que corría por el monte detrás de los corderitos y ahora te veo siempre triste, dándole vueltas al libro?
Que me gustaría aprender a leer, para poder comprender todas las maravillas que deben tener los libros.
Pero hijo, para eso tendrías que ir a la escuela y eso es imposible, porque me tienes que ayudar con el ganado, yo sólo no puedo.
Un día cuando fue al pueblo para recoger la comida de su madre, preguntó a un vecino que donde estaba la escuela.
Pablito se dirigió allí y se puso en una ventana a ver cómo estaban los niños en la escuela, sentados en sus pupitres, le entraron unas ganas enormes de entrar, pero le dio vergüenza, porque todos los niños iban bien vestidos y él llevaba unas ropas muy pobres.
Desde ese día, siempre que llegaba al pueblo después de coger la comida se iba a la escuela para ver que hacían los niños.
Un día se armó de valor, se puso las mejores ropas que tenía y decidió entrar en la escuela.
Al verle la maestra, se sorprendió y le preguntó: ¿Quién eres niño, no te he visto nunca en el pueblo?
Pablito la respondió: Soy Pablito el hijo del pastor de las ovejas, vivo con mi padre en una cabaña en las montañas, pero me gustaría aprender a leer.
Me parece muy bien, pero para eso tendrás que venir todos los días a la escuela.
Eso es imposible, le contestó Pablito, mi padre me necesita en el monte.
Pues entonces, lo siento, pero no podrás aprender a leer.
A Pablito se le cayó el mundo encima, que terrible no poder aprender a leer nunca y no enterarse de las cosas tan bonitas que hay en el mundo.
Según subía por el monte en dirección a la cabaña, se encontró con una viejecita que no había visto nunca que le dijo.
¿Qué te pasa Pablito, porque estás tan triste?
¿Señora como sabe mi nombre, yo no la he visto nunca?-
Pablito, soy un hada buena, vivo en lo alto del monte, todos los días te veo muy feliz mientras cuidas las ovejas junto a tu padre y últimamente te veo muy triste.
Me siento muy desgraciado porque quiero aprender a leer y no puedo, dice la maestra que tengo que ir todos los días a la escuela y es imposible, mi padre me necesita.
No te preocupes dijo la viejecita, como eres tan buen hijo y tienes tantas ganas de aprender, toma esta pizarra y su pizarrín que son mágicos, tu pregunta a la pizarra lo que quieras y ella te irá enseñando a leer y escribir, cuidalo bien, no lo pierdas.
¡No se preocupe señora, la cuidare con mi vida!.
Cuando llegó a la cabaña y se la enseñó a su padre, se puso muy contento y le dijo. Pablito en esta pizarra estudiaremos los dos, pues yo también tengo muchas ganas de aprender.
Desde entonces vivieron felices cuidando a las ovejas en el monte y leyendo todos los libros que caían en sus manos.
 
MARIA ESPERANZA ESTEBAN MOYANO Octubre 2013

EL VALLE DE LAS FLORES BAILARINAS (Esperanza)


EL VALLE DE LAS FLORES BAILARINAS(Esperanza)

Erase una vez un valle escondido entre altas montañas, estaba cubierto de mullida hierba e innumerable variedad de flores de los más variados colores.
Un hermoso día de primavera estaban unas margaritas desperezándose al sol cuando Lys que era una margarita muy inquieta les dijo: Amigas, como veis ha llegado la primavera y tenemos que hacer algo para divertirnos, no solamente tenemos que embellecer el paisaje y servir de alimento a diversas aves y animalillos, también tenemos que disfrutar de estar vivas, ya vendrá el otoño con sus fríos y vientos y nos ira marchitando, pero hasta que llegue ese momento hay que disfrutar todo lo que podamos.
Y que podemos hacer le contesto Marcia, que era una margarita muy seria.
Que os parece si convocamos un concurso de baile entre todas las flores del valle, la música sería con el trino de los pájaros y el premio consistirá en un vuelo a lomos de Bruno que es el águila más veloz y fuerte que tenemos, antes de que llegue el otoño, ¿os parece que lo anunciemos por todo el valle?.
¡Quien lo anunciará? preguntó Luna.
Se lo podemos decir a Wendy que es una nutria muy servicial, contestó Lys.
Dicho y hecho, Lys se dirigió a la orilla del riachuelo que cruzaba todo el valle y llamó a Wendy, que rápidamente acudió nadando.
¿Hola Lys, qué te pasa, quieres alguna cosa?
Wendy, hemos pensado las margaritas en celebrar un concurso de baile entre todas las flores del valle y el premio será un vuelo a lomos de Bruno, para que las flores ganadoras vean el mundo antes de marchitarse, nos gustaría que hicieras el favor de ir anunciándolo por todo el valle y si te parece puedes ser jurado junto al águila Bruno.
Me parece una idea estupenda, no te preocupes que no quedara ninguna flor sin avisar.
Llegó el día del concurso, el valle bullía de alegría, la nutria Wendy estaba subida en lo alto de una piedra y el águila Bruno sobrevolaba para que no se les perdiera un detalle del baile, todas las flores lucían preciosas bañadas con el rocío de la mañana, el sol en lo alto también estaba pendiente y no quería calentar demasiado para no sofocar a las flores.
Comenzaron los pájaros los trinos y las flores se pusieron a bailar, ¡oh! aquello era maravilloso los pajarillos trinaban como nunca se había oído, iris, jacintos, pensamientos, violetas, rosas, narcisos, hasta los edelweiss que estaban en lo alto de las cumbres no pudieron evitar el bailar.
Nunca en el valle se había visto nada igual, hasta las mariposas, libélulas é insectos bailaban.
Cuando el baile cesó sonó un atronador griterío, era maravilloso todo el valle era una fiesta, nunca lo olvidarían.
El jurado mandó callar y después de largas deliberaciones dijo Wendy: Todas las flores han demostrado mucho entusiasmo, pero tiene que haber un ganador y las ganadoras han sido "los lirios".
Todas las flores aplaudieron con entusiasmo, no importaba no ganar, habían tenido el día más feliz de su vida.
Pasaron la primavera y el verano, el otoño empezaba a enseñar sus dientes y el águila Bruno inició su vuelo de premio con los lirios, fue maravilloso no podían creer lo bonito que era el mundo, cruzaron valles, ríos, montañas y ciudades. Cuando termino el vuelo, el viento barría el valle y negras nubes ser asomaban, las flores presentían que se acababa su vida.
Pero en lo mas alto de las montañas habitaba un hada muy buena y poderosa que había presenciado el baile y la felicidad que habían sentido todas las plantas y animales que poblaban el valle y pensó que no podía permitir que tanta felicidad terminara y realizando un hechizo, cubrió el valle con un velo que no dejaba traspasar los fríos del invierno y así vivieron una eterna primavera.
Esperanza,Octubre del 2013
 
MARIA ESPERANZA ESTEBAN MOYANO Octubre 2013

UN CUENTO PARA PAULA (Esperanza)


UN CUENTO PARA PAULA
Erase una vez hace mucho, mucho tiempo, un lejano país donde vivía una pequeña Princesa que se llamaba Paula .
Paula estaba siempre muy triste, aunque tenía todas las cosas para ser feliz, se pasaba horas y horas paseando por el jardín del castillo.
Un día su padre el Rey la preguntó ¿Hija mía que te pasa que te veo siempre muy triste paseando por el jardín?
Padre mío contesto la Princesa, estoy triste porque me siento muy sola, si alguien me contara cuentos, seguramente se me pasarían los días más rápidamente.
El Rey publicó un edicto por todo el reino. Diciendo que aquella persona que lograra entretener a la princesa, sería recompensada con 100 monedas de oro.
La noticia corrió por todo el reino y todos los cuentacuentos se pusieron en camino para llegar al castillo.
Según iban llegado al castillo pasaban al salón donde Paula esperaba impaciente que contaran los cuentos. Contaban cuentos y más cuentos, pero Paula estaba cada día más triste.
El Rey estaba desesperado pues veía como su hija se desmejoraba cada día más.
¿Hija mía, es que no te gusta ningún cuento de los cuentacuentos?
Padre mío, son cuentos que no logran emocionarme.
El Rey desesperado, mandó a sus emisarios que fueran por otros reinos poniendo el edicto.
Acudieron cuentacuentos de todo el mundo, pero Paula seguía cada vez peor.
Un día paseaba por el jardín cuando de repente escuchó un precioso canto, empezó a buscar quien era la persona que cantaba, al llegar a un hueco que tenía la tapia del jardín vio a una niña de la misma edad que ella, que había entrado y estaba recogiendo frutos de los árboles.
¿Qué estás haciendo niña, no sabes que este jardín pertenece a mi padre el Rey y no se puede entrar?
Perdona Princesa, pero estoy recogiendo frutos para llevarlos a mi casa, porque somos muy pobres y no tenemos nada para comer.
¿Y porque estás cantando si sois tan pobres y no tenéis para comer?
Porque somos felices de poder vivir, mis padres, mis 3 hermanos y los abuelos juntos y ver amanecer, ver como crecen las flores, oír cantar a los pájaros, el rumor del riachuelo, para comer no nos falta, la naturaleza nos va dando lo que necesitamos, no te preocupes Princesa no volveré a entrar en tu jardín.
No pequeña dijo la Princesa Paula, puedes venir al jardín y coger todo lo que quieras, traer a toda tu familia y pasar a la cocina del castillo para que el cocinero os de comida.
Entonces comprendió Paula que era una desagradecida, tenía todas las cosas que podía desear y sin embargo se sentía muy desgraciada, desde entonces fue la Princesa más cariñosa y feliz que se recuerda.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
 
 
 
 
 
 
 
MARIA ESPERANZA ESTEBAN MOYANO Octubre 2013
 
 
 
 
 

UN PREMIO PARA CORAL(Sonsoles)


UN PREMIO PARA CORAL (Sonsoles Martín)
Queridos niños: Esto que voy a contaros, sucedió en un poblado muy pequeño de un país africano, dónde solamente vivían personas de color negro.
Allí, la costumbre era que las niñas desde muy pequeñitas, ayudaran a sus madres en las tareas de la casa, como: lavar la ropa, ir a por agua a un pozo que estaba muy lejos del poblado, ir al bosque a buscar leña, para hacer fuego, cuidar de que no se apagara y algunas cosas más.
Solamente los niños podían asistir a una vieja escuela, hecha con palos y barro.
A Coral, que era una niña de seis años y muy lista, le daba mucha pena no poder ir a la escuela, como los otros niños del poblado.
Uno de los días que fue a por agua, a la vuelta, cuando ya traía el cántaro lleno y estaba cerca del poblado, se encontró con una viejecita de piel blanca, que estaba muy cansada y sedienta, la viejecita, se acercó a la niña y le dijo:
"Por favor Coral, me puedes dar un traguito de agua, pues tengo mucha sed".
La niña sin pensarlo, le ofreció el cántaro y juntando las manos como si fueran una cazuelita, le echó agua para que bebiera. También le pregunto ¿por qué sabía su nombre? Y la viejecita le dijo: "yo lo sé casi todo y también sé, que te gustaría mucho ir a la escuela, así que te voy a premiar por tu buen corazón, pues soy un hada muy poderosa".
La viejecita le contó que en su choza, le había dejado un regalo.
Se despidieron y la niña siguió andando hasta llegar a su choza, allí había una gran pizarra. La niña al principio, pensó que no era útil para ella, y la llevo a la escuela para que la usara el maestro, pero como era una pizarra mágica, cuando se acababa la escuela, la pizarra se hacía invisible y volaba hasta la choza de Coral, como era mágica, también hablaba y explicaba a la niña, todo lo que había enseñado el maestro ese día.
La niña aprendió muchas cosas, y cuando fue mayor estudió mucho con ayuda de la pizarra, que no dejó nunca de ser mágica y al cabo de algún tiempo Coral fue maestra.
Como las niñas seguían sin poder ir a la escuela, las juntaba en su choza y les daba clase para que aprendieran a leer y escribir, los números, etc.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado, y colorín colorete por la chimenea salió un cohete.
SONSOLES MARTIN JIMENEZ
Cántaro: (Dibujar) Recipiente de barro con boca estrecha y panza ancha.
Choza: Cabaña hecha con palos largos y cubierta de ramas y paja.

PAMELA Y BOMBIN (Esperanza)


PAMELA Y BOMBIN.-(Esperanza)
Había una vez una ciudad de provincias que tenía un pequeño Teatro, solamente se celebraban funciones en las fiestas locales, el resto del tiempo permanecía cerrado.
El Teatro tenía su propia vida interior y se negaba a permanecer en silencio, en la sala de vestuario todo era alegría, pues los maniquíes se probaban los vestidos, pelucas, sombreros y bailaban y actuaban para entretenimiento de todos los compañeros que permanecían en el interior del Teatro.
Entre todos los sombreros destacaba por su belleza Pamela, era de gasa en tonos azulados con unos preciosos capullos de rosa en color blanco, ella se sabía la más bonita de todos los sombreros y presumía que había servido de adorno de las mejores actrices que habían pasado por el Teatro, tonteaba sin parar con todos los sombreros.
Sombrero de Copa estaba todo el día detrás de ella, pidiéndola que le diera un capullo de las rosas que la adornaba. ¡Por favor Pamela, dame un capullo de rosa, estoy enamoradísimo de ti, eres realmente preciosa!.
¡Pero Sombrero de Copa como te atreves a pedírmelo, eres muy poco para mi, sólo se lo daría a alguna corona que me lo pidiera, pues sólo soy digna de un Rey!
Sombrero de copa se desesperaba, pero seguía insistiendo.
Cerca de donde estaban ellos, estaba un Bombín muy viejo y gastado por el uso, Bombín no hacía más que mirar a Pamela y suspirar ¿Hay que será de mi, si a Pamela la parece poco Sombrero de Copa, a mi ni siquiera me contestará!.
El tiempo pasaba y Pamela cada día era más coqueta y presumida, los sombreros hacían apuestas para ver quien la enamoraría, si Sombrero de Copa que era el más elegante era poco para ella, quien podría llegar a su altura.
Llegaron las fiestas locales y el Teatro empezó a cobrar vida, llegaron los empleados y empezaron a prepararlo todo para las funciones, todo el vestuario y los sombreros se pusieron muy nerviosos, quienes serían los afortunados que salieran al escenario, estaban deseando que llegara la compañía de teatro.
Al fin llegaron los comediantes con sus baúles de decorados y vestuario, empezaron a sacarlo todo y ¡Oh sorpresa! Pamela ve como sacan una magnífica Corona de Rey y la colocan en un maniquí a su lado.
Pamela no hacía más que moverse para que la Corona se diera cuenta de su hermosura, pero la Corona no la hacía ni caso.
Pamela ya estaba harta, así que le dijo: Hola Corona, te has dado cuenta de que yo soy la más hermosa de todos los sombreros.
No estás mal, pero no eres nada para mí, yo pertenezco a una gran compañía de teatro y tú no eres nada más que uno más de los sombreros de un pequeño Teatro de pueblo.
Bombín que escucha estas palabras le dice hecho una furia: Pero como puedes decir esas palabras tan ofensivas a nuestra Pamela, te reto a un duelo, elige armas.
Pero estás loco, tú te has visto, eres un Bombín viejo y gastado, no tienes fuerza para nada, yo en cambio, soy joven, fuerte y poderoso ¡me das pena!.
No te fíes de las apariencias, te repito que elijas armas.
Bueno si te empeñas, elijo espada.
De acuerdo, dijo Bombín, hacer sitio.
Todos los sombreros y maniquíes, se retiraron para que pudieran llevar a cabo el duelo.
Empezó el duelo, Corona daba estocadas a diestro y siniestro, pero Bombín se defendía valerosamente, Pamela no podía creer lo que veía ¡es posible que el viejo Bombín estuviera luchando tan valientemente por ella, como había sido tan ciega y engreída y no darse cuenta del amor que Bombín sentía por ella!.
En una de esas estocadas Corona insertó el ala de Bombín y lo rompió y le dijo¡ Pobre Bombín has perdido el duelo, ja, ja, ja!
Pamela salió rauda y veloz a abrazar a Bombín y le dijo: No te preocupes, he comprendido el amor que sentías por mí y para mí has sido tú el ganador, eres mi héroe y siempre estaremos juntos disfrutando del amor que nos tenemos mutuamente, pues al fin he abierto los ojos, perdóname si te he hecho sufrir.
Y desde entonces los sombreros de ese pequeño teatro, vivieron muy contentos viendo la felicidad de Pamela y Bombín
 

 
MARIA ESPERANZA ESTEBAN MOYANO Noviembre 2013
 
 
 

LA MANCHA DE CENIZA (ESPERANZA)


LA MANCHA DE CENIZA
Hace algunos años, aunque no demasiados, vivía una niña que se llamaba Esperancita, era una niña un poco revoltosa, su mamá la peinaba siempre los rubios cabellos con unas trenzas, siempre adornadas con lazos de colores.
Esperancita comía muy poco y sus papás la mandaban en verano a casa de sus abuelos que vivían en un pueblo, para que se la abriera el apetito al estar en contacto con la naturaleza.
Tenía muchas amigas y se pasaba el día corriendo detrás de las gallinas, para ver los huevos que habían puesto, cogiendo moras de los árboles, acariciando a los corderitos y viendo a su abuela amasar pan, hacer bollos y queso.
Con los abuelos vivían también unos tíos que tenían tres hijos pequeños.
Un día Esperancita estaba con su amiga Maribel jugando a las comiditas al lado de la casa de sus abuelos, no tenían más que una cazuelita para las dos y se las ocurrió poner en la cazuelita agua y ceniza de una hoguera que tenían cerca, se pusieron las dos a mezclarlo todo, para que pareciera un puré.
Cuando llevaban un rato dando vueltas a la comidita, Maribel dijo que ella la serviría en dos piedras que imitaban unos platos, Esperancita dijo que no, que sería ella la que la sirviera.
Una tiraba de un asa la otra tiraba del otro asa, total que la comidita terminó en el vestido rojo que llevaba Esperancita.
¡Dios mío que voy a hacer ahora! dijo Esperancita.
Maribel salió corriendo mientras decía ¡allá tú, ya te las entenderás con tu tía!.
De repente ve Esperancita que se acerca su tía María, que había visto por la ventana lo ocurrido, con cara de malas pulgas, Esperancita sin pensarlo dos veces se sube al primer árbol que ve.
Baja del árbol ahora mismo, dice la tía.
Esperancita no dice nada sólo llora y llora sin consuelo.
Te digo que bajes cuanto antes, cuanto más tiempo tardes en bajar, la azotaina será más grande.
Cuando escuchó aquello Esperancita, creyó morirse de pánico, ¡por favor, por favor, que alguien me ayude!.
De repente, Esperancita sorprendida ve aparecer a un diminuto personaje vestido de verde con gorrito a rayas rojas y blancas.
¿Qué te pasa Esperancita porque lloras de esta forma tan exagerada?.
¿Pero quién eres? Le preguntó Esperancita.
Soy el duendecillo de los árboles y me has despertado de mi siesta con tus llantos, dime si puedo ayudarte en algo, para que dejes de llorar y pueda seguir durmiendo.
Mira mi pobre vestido rojo como ha quedado lleno de puré de ceniza, fíjate como grita mi tía, diciendo que me va a dar una azotaina cuando baje del árbol.
No te preocupes, yo te limpiaré el vestido, pero a cambio me tendrás que dar algo.
Y que puedo darte yo, si no tengo aquí nada más que un vestido lleno de ceniza.
Tus trenzas, con ellas rellenaré mi colchón y así podré dormir mucho mejor.
¡Oh no!, mi tía se enfadará todavía más y la paliza será más grande.
Tranquila, tranquila Esperancita, me conformo con la parte que cuelga debajo de los lazos rojos que adornan las trenzas y no lo notará tu tía.
Muchas gracias, querido duendecillo de los árboles, te quedaré eternamente agradecida.
El duendecillo pronunció unas palabras mágicas y en ese mismo momento el vestido de Esperancita quedó totalmente limpio y de sus trenzas desapareció un pequeño trocito de pelo rubio.
Esperancita bajo del árbol y la tía al verla totalmente limpia se quedó sin habla y no supo cómo reaccionar, así que la dijo: ¿Por qué te has subido al árbol?, sabes que no me gusta, te puedes caer y que diré a tus padres, me tienes que prometer que no te volverás a subir más.
Descuida tía te lo prometo, a partir de ahora tendré mucho cuidado con todo lo que haga para que no te enfades.
Y desde entonces fue una niña buena aunque algunas veces era un poquitín rebelde.
 
 
 
 
MARIA ESPERANZA ESTEBAN MOYANO Octubre 2013

EL PODER DE LA MENTE (Sonsoles)


EL PODER DE LA MENTE (Sonsoles Martín)
Laura pronto iba a cumplir los cinco años y por fin llegaba el momento de comenzar la etapa escolar.
El parvulario estaba en los bajos de una vieja mansión señorial que se habían adecuado para el caso.
El primer contacto con la escuela, le causó muy buena impresión,
la profesora, Dña. Margarita, la acogió cariñosamente y se incorporó sin dificultad al resto del alumnado, adaptándose como uno más con todos los compañeros, algunos de los cuales, todavía recuerda.
En la mañana aprendían a leer, escribir y los números, pero la tarde la dedicaban a jugar con rompecabezas, ensartar cuentas de colores, ó emparejar cromos de animales con su nombre.
Sobre la mesa de la profesora siempre había una campanilla, un timbre manual y una "chasca".
Cuando finalizaban las vacaciones y regresaban a la actividad escolar, Dña. Margarita traía dulces y chocolates para todos los niños.
Un día que Dña. Margarita tuvo una inaguantable emergencia y se ausentó del aula, encargó a Laura que durante su ausencia, cuidara de la clase, para que no hubiera alboroto. Laura que desde muy pequeña era muy responsable, se tomó muy en serio la tarea encomendada.
Manolo que era uno de los niños más traviesos, no se portaba como el momento requería y Laura cogió la "chasca" para hacerla sonar y pedir silencio, pero la "chasca" se le cayó de la mano y la madera se abrió.
¡Vaya susto! ¿Qué le iba a decir a la maestra cuando volviera? Así que con mucho cuidado colocó la "chasca" sobre la mesa, como si nada hubiera pasado y mentalmente pidió a los duendes que con sus poderes, solucionaran aquel desaguisado antes que llegara la Seño.
Dña. Margarita apareció por la puerta, venía rodeada de una colección de duendes, invisibles a los ojos de los humanos, solamente los veía Laura, puesto que era ella, quien los había invocado para pedir su ayuda.
Rápidamente los duendecillos se pusieron a ello, pues el tiempo apremiaba y la maestra estaba a punto de llegar a la altura de su mesa.
Al fin Laura se tranquilizó, observando, como los duendes se retiraban, después de haber terminado su trabajo.
Y cuando Dña. Margarita volvió a utilizar la "chasca", para pedir silencio estaba intacta, como si nunca hubiera sido reparada.
Y colorín colorado este cuento, basado en una historia real, se ha acabado.
SONSOLES MARTIN JIMENEZ
CHASCA: Especie de caja de madera de forma ovalada y unidas las dos partes iguales, por unas pequeñas bisagras, que permiten abrir y cerrar para que suene a modo de castañuela.