PAMELA Y BOMBIN.-(Esperanza)
Había una vez una ciudad de provincias que tenía un pequeño Teatro, solamente se celebraban funciones en las fiestas locales, el resto del tiempo permanecía cerrado.
El Teatro tenía su propia vida interior y se negaba a permanecer en silencio, en la sala de vestuario todo era alegría, pues los maniquíes se probaban los vestidos, pelucas, sombreros y bailaban y actuaban para entretenimiento de todos los compañeros que permanecían en el interior del Teatro.
Entre todos los sombreros destacaba por su belleza Pamela, era de gasa en tonos azulados con unos preciosos capullos de rosa en color blanco, ella se sabía la más bonita de todos los sombreros y presumía que había servido de adorno de las mejores actrices que habían pasado por el Teatro, tonteaba sin parar con todos los sombreros.
Sombrero de Copa estaba todo el día detrás de ella, pidiéndola que le diera un capullo de las rosas que la adornaba. ¡Por favor Pamela, dame un capullo de rosa, estoy enamoradísimo de ti, eres realmente preciosa!.
¡Pero Sombrero de Copa como te atreves a pedírmelo, eres muy poco para mi, sólo se lo daría a alguna corona que me lo pidiera, pues sólo soy digna de un Rey!
Sombrero de copa se desesperaba, pero seguía insistiendo.
Cerca de donde estaban ellos, estaba un Bombín muy viejo y gastado por el uso, Bombín no hacía más que mirar a Pamela y suspirar ¿Hay que será de mi, si a Pamela la parece poco Sombrero de Copa, a mi ni siquiera me contestará!.
El tiempo pasaba y Pamela cada día era más coqueta y presumida, los sombreros hacían apuestas para ver quien la enamoraría, si Sombrero de Copa que era el más elegante era poco para ella, quien podría llegar a su altura.
Llegaron las fiestas locales y el Teatro empezó a cobrar vida, llegaron los empleados y empezaron a prepararlo todo para las funciones, todo el vestuario y los sombreros se pusieron muy nerviosos, quienes serían los afortunados que salieran al escenario, estaban deseando que llegara la compañía de teatro.
Al fin llegaron los comediantes con sus baúles de decorados y vestuario, empezaron a sacarlo todo y ¡Oh sorpresa! Pamela ve como sacan una magnífica Corona de Rey y la colocan en un maniquí a su lado.
Pamela no hacía más que moverse para que la Corona se diera cuenta de su hermosura, pero la Corona no la hacía ni caso.
Pamela ya estaba harta, así que le dijo: Hola Corona, te has dado cuenta de que yo soy la más hermosa de todos los sombreros.
No estás mal, pero no eres nada para mí, yo pertenezco a una gran compañía de teatro y tú no eres nada más que uno más de los sombreros de un pequeño Teatro de pueblo.
Bombín que escucha estas palabras le dice hecho una furia: Pero como puedes decir esas palabras tan ofensivas a nuestra Pamela, te reto a un duelo, elige armas.
Pero estás loco, tú te has visto, eres un Bombín viejo y gastado, no tienes fuerza para nada, yo en cambio, soy joven, fuerte y poderoso ¡me das pena!.
No te fíes de las apariencias, te repito que elijas armas.
Bueno si te empeñas, elijo espada.
De acuerdo, dijo Bombín, hacer sitio.
Todos los sombreros y maniquíes, se retiraron para que pudieran llevar a cabo el duelo.
Empezó el duelo, Corona daba estocadas a diestro y siniestro, pero Bombín se defendía valerosamente, Pamela no podía creer lo que veía ¡es posible que el viejo Bombín estuviera luchando tan valientemente por ella, como había sido tan ciega y engreída y no darse cuenta del amor que Bombín sentía por ella!.
En una de esas estocadas Corona insertó el ala de Bombín y lo rompió y le dijo¡ Pobre Bombín has perdido el duelo, ja, ja, ja!
Pamela salió rauda y veloz a abrazar a Bombín y le dijo: No te preocupes, he comprendido el amor que sentías por mí y para mí has sido tú el ganador, eres mi héroe y siempre estaremos juntos disfrutando del amor que nos tenemos mutuamente, pues al fin he abierto los ojos, perdóname si te he hecho sufrir.
Y desde entonces los sombreros de ese pequeño teatro, vivieron muy contentos viendo la felicidad de Pamela y Bombín
MARIA ESPERANZA ESTEBAN MOYANO Noviembre 2013
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